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Los estupefacientes como reclamo turístico en la isla de Ibiza

Aimara Martínez Hernández

Resumen

El presente trabajo expone como reclamo turístico el consumo de estupefacientes en Ibiza. Siendo esta una realidad que por desgracia se ve ligada fuertemente a la isla. Para esto, se apoya en entrevistas que aportan la visión de residentes y trabajadores de la isla que están en contacto con dicha problemática.

Palabras clave: Estupefacientes; Ibiza; consumo; drogas; discotecas

Abstract

This paper exposes the consumption of narcotics in Ibiza as a tourist claim. This being a reality that unfortunately is strongly linked to the island. Therefore, it is supported by interviews that provide the perspective of residents and workers of the island who experience this problem.

Keywords: Narcotics; consumption; Ibiza island; drugs; nightclubs

Rebut: 2020/08/03

Revisat: 2020/08/09

Rebut: 2020/08/13

Acceptat: 2020/08/18

Introducción

El abuso en la ingesta de alcohol, el consumo de drogas ilegales, las conductas sexuales de riesgo y la violencia representan los riesgos más grandes que enfrenta la salud de los jóvenes. Particularmente entre los turistas británicos que visitan Ibiza se registran este tipo de conductas en altos niveles. Por su parte, los jóvenes residentes de la isla están más expuestos a los riesgos que representa el consumo de drogas, desde la precocidad al ingerirlas hasta llegar a la quiebra.

Ibiza es el paraíso para muchos jóvenes, sobre todo para aquellos que desean experimentar nuevas experiencias utilizando las drogas como un medio. Turistas que pasan hasta tres días seguidos bebiendo, bailando y drogándose llegan para hacer allí lo que no harían en sus países.

La llegada de las drogas de diseño trajo consigo colapsos en los servicios de urgencia por oleadas de intoxicados con drogas en muchos casos incluso desconocidas. Lo peor de todo es el alto número de comportamientos irresponsables, ya que los jóvenes continúan con la fiesta en cuanto han recibido el alta.

El turismo trajo consigo el desarrollo de la isla: carreteras, hoteles o el aeropuerto son ejemplo de ello, pero la calidad de este desarrollo es baja. Lo que se promociona son los clubes y discotecas y esto genera el consumo de drogas. Y es que el problema de las drogas no se enfrenta como debería porque es el negocio de unos cuantos.

La permisividad o libertad, como atractivo turístico, lo que ha hecho es degradar la clientela. Muchos jóvenes solo llegan a la isla con la entrada para una discoteca y ni siquiera solicitan alojamiento. Este tipo de turismo también tiene consecuencias sobre los adolescentes de la isla ya que durante el periodo vacacional aumenta el número de vendedores de drogas en las afueras de los institutos.

Un joven de Ibiza cuando llega a los 18 años puede ser consumidor habitual de cocaína, haber consumido éxtasis o alucinógenos y fumar cannabis con regularidad.

Para unos el consumo de drogas ahuyenta a los turistas que van con intenciones de gastar de manera legal, pero para otros, esa es la base del progreso de la isla.

Los hospitales de la Isla de Ibiza ingresan cada verano cientos de personas en coma como consecuencia del abuso en el consumo de drogas. Durante 2015 los Centros de Atención a las Drogodependencias de Baleares, gestionados por el Servicio de Salud de las Islas Baleares, registraron un total de 7.090 atenciones1.

El Hospital Can Misses de Ibiza es uno de los centros de salud a nivel mundial que atiende un volumen importante de pacientes intoxicados por consumo de estupefacientes. Con una cifra promedio de 170 urgencias diarias, en verano se recibe entre 3-5 casos de personas intoxicadas diariamente2.

Durante 2018 se registraron en este hospital 322 emergencias relacionadas con el consumo de drogas3. Parece relativamente poco, pero con respecto al tiempo, la atención y el personal que requieren, es mucho. La persona intoxicada suele llegar con entre 5 y 6 acompañantes que también están usualmente drogados y suelen mostrarse agresivos. Todos estos casos alteran el ritmo del servicio de urgencias y ocasionan que el resto de los pacientes tengan que esperar más, considerando que este hospital cuenta con una capacidad menor a la población que debe atender.

Al Hospital Can Misses solo ingresa una parte mínima, muchos de estos casos son atendidos en las UVIs móviles en las afueras de las discotecas y el resto de jóvenes pasa el mal trago en su hotel, tirados en la calle o en la playa.

Cada verano llegan a la isla jóvenes, de diferentes partes del mundo, con la creencia de que pueden hacer allí todo lo que no hacen en su país. Son los llamados clubbers (asiduos a discotecas). Éstos buscan el escenario que Ibiza ofrece, fiestas de 72 horas y el consumo de drogas (muchas veces de tipo desconocido) que han llevado al personal de los servicios de urgencias de la isla a especializarse en esta área, creando protocolos de actuación que comparten con otros hospitales de España.

El comportamiento de estas personas intoxicadas por drogas llega a ser tan irresponsable que hay muchos casos que al darlos de alta regresan de nuevo a la discoteca, llegando a salir de la isla con una historia de cuatro o cinco comas continuos. Asimismo, se han visto involucrados en peleas o han agredido a alguien, han sido detenidos por la Policía o la Guardia Civil, han mantenido relaciones sexuales sin protección, no solo en sus apartamentos o en las discotecas, sino también en la playa o la calle, han cometido actos vandálicos o delictivos, han conducido ebrios y han tenido accidentes de tránsito involucrando a terceros. Todas estas situaciones ponen en riesgo tanto sus vidas como la de los habitantes habituales de las islas, el resto de turistas que siguen las mismas pautas de comportamiento y los turistas que visitan la isla con otros fines bien diferentes.

En un estudio realizado por Calafat et al. (2011), para el Instituto Europeo de Estudios de Prevención, se diseñó un cuestionario autoadministrado y anónimo dirigido a los jóvenes turistas de las islas de Mallorca e Ibiza, con la finalidad de explorar la frecuencia en que han estado involucrados en una pelea, han sido víctimas de robo, han resultado heridos en algún accidente o han mantenido relaciones sexuales sin protección. Los resultados podemos observarlos en la Tabla 1. El 18,9% estuvo enfermo, el 22,1% tuvo dos o más compañeros sexuales y el 21,7% tuvo sexo sin protección con dos o más personas.

Tabla 1. Conductas de riesgo y consecuencias negativas experimentadas durante las vacaciones.

Fuente: Calafat et al. (2011).

Además de los servicios de urgencias, también el área de psiquiatría carga con las consecuencias del abuso en el consumo de drogas. Los especialistas advierten del aumento de pacientes con trastornos psiquiátricos vinculados al consumo de estupefacientes.

La psicosis tóxica puede ser producida por el consumo de cocaína, éxtasis o alucinógenos (ketamina, LSD, etc.). Durante una noche de verano pueden atenderse hasta 10 pacientes con esos síntomas4. Anualmente mueren turistas en extrañas circunstancias: se lanzan por la ventana de su hotel, aparecen deshidratados en alguna playa, se tiran al mar... y estos comportamientos extraños están, en la mayoría de los casos, asociados con el consumo de drogas. El éxtasis y la cocaína también pueden producir cardiopatías y fallos renales además de deshidratación.

También se han tratado pacientes que han desarrollado esquizofrenia o trastorno delirante crónico, efecto que normalmente ocurre en personas con predisposición genética. Del mismo modo, los pacientes con patologías psiquiátricas que consumen estupefacientes, en sus fases de crisis, acaban agravando o alargando su enfermedad y por esta razón acaban siendo ingresados.

Según el documento Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017 – 2024 del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, los presupuestos de la Comunidades Autónomas destinados a programas de prevención de drogas han disminuido. Asimismo, los recursos dirigidos a la asistencia han bajado, aunque en menor medida, lo que ha permitido conservar la cobertura de los programas de tratamiento. Durante 2018 se admitieron un total de 2.177 personas a tratamiento ambulatorio por abuso o dependencia de sustancias psicoactivas en las Islas Baleares5, de acuerdo con cifras del Indicador de admisiones a tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas en las Islas Baleares (Consejería de Salud y Consumo, 2018).

El progreso de Ibiza ha sido gracias al turismo, pero los problemas que enfrentan sus habitantes por consecuencias de las drogas merman la calidad de vida en la isla. El turismo tampoco es de calidad, porque muchos vienen sin hospedaje, duermen en su coche y el dinero lo gastan en drogas. Es una economía que solo beneficia a unos pocos. El gasto que hace un turista por recibir atención sanitaria, producto de un coma, termina siendo el mayor gasto que hace en la isla.

Cuando empieza la temporada las sanciones administrativas aumentan. La Guardia Civil, conjuntamente con policías locales de Ibiza y Formentera, detuvo durante el verano pasado un total de 186 personas por ventas de droga al menudeo6.

Los adolescentes de la isla también sufren las consecuencias de la oferta masiva de drogas. Según el Estudio sobre consumo de drogas en la población escolar de Ibiza (2018), realizado por el Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas del Consell d´Eivissa, estos jóvenes son los más precoces al consumir drogas ya que no dejan de ser su día a día en la isla.

En una encuesta autoadministrada online realizada a estudiantes entre 14 y 18 años de todos los Intitutos de Enseñanza Secundaria de Ibiza se consultó el consumo en el último mes de alcohol, tabaco, cannabis y otras sustancias para determinar la edad de inicio de consumo. En el Gráfico 1 pueden observarse los resultados, estos se comparan con cifras del Plan Nacional sobre Drogas.

Gráfico 1. Edad de inicio de consumo de drogas en la poblaciónes escolar de Ibiza.

Fuente: Consell d´Eivissa – CEPCA (2018).

Por último, el consumo de drogas también es contraproducente para los lugares que ofrecen diversión distinta a la movida clubber porque ahuyenta a los turistas que van a gastar su dinero de manera legal y en un turismo más responsable y sostenible.

Objetivos

  • Revisar los factores que originaron el consumo de drogas en Ibiza.
  • Realizar un análisis del estado actual del consumo de drogas en la isla de Ibiza.
  • Estudiar el impacto social que tiene el consumo de drogas en el caso de Ibiza, tales como muertes, actos vandálicos, accidentes de tránsito, entre otros.

Metodología

De acuerdo con los objetivos de este trabajo el tipo de investigación más adecuada fue en primera instancia una revisión bibliográfica. Para ello se realizó una revisión teórica sobre el origen del consumo de drogas en Ibiza, el estado actual y el impacto social. En segunda instancia se elaboraron distintos cuestionarios para entrevistar a personal de Guardia Civil, distribuidores, residentes y trabajadores de comercios de la zona, con la finalidad de analizar las respuestas y contrastarlas con la parte teórica.

Orígen del consuo de drogas en Ibiza

Ibiza se caracteriza por depender económicamente del turismo de manera muy importante. Actualmente 144.659 habitantes (INE, 2018) residen en esta isla de 572,56 km2, y durante el año 2018 recibieron más de tres millones de turistas de acuerdo con cifras del Instituto de Estadística de las Islas Baleares. La presencia de turistas se concentra en los meses de junio a septiembre.

El desarrollo turístico de Ibiza ha tenido diversas fases, siendo la de mayor impacto por sus cifras de crecimiento la que se conoce como el boom turístico. Previamente, durante los primeros 30 años del siglo XX, el turismo se implanta como un sector de la economía ibicenca pero con muy poco peso en la misma y sin implicaciones en la población (Cirer, 2004). Tras la Guerra Civil de España y la Segunda Guerra Mundial, el turismo logra renacer con mayor fuerza.

La apertura del aeropuerto de Ibiza en 1958 fue uno de los cambios que hizo posible el boom turístico, conjuntamente con las leyes de ámbito nacional que fueron aprobadas a partir de 1959, las cuales facilitaban la entrada al país, la devaluación de la moneda y la apertura de España a capitales extranjeros.

Entre 1958 y 1964 se incrementó de manera considerable la llegada de turistas y también el número de plazas turística (6.400 plazas de alojamiento en 1964), aunado con la mejora en el transporte marítimo y aéreo que comunicaba a Ibiza con el exterior.

Gráfico 2. Tráfico aéreo del aeropuerto de Ibiza (entradas y salidas).

Fuente: Ramón ; Serra (2013) a partir de Cirer (2004).

Entre 1964 y 1973 se produce un boom turístico, producto del desarrollo del transporte marítimo y aéreo. Este periodo lo puede describir un aumento anual elevado en la oferta y la demanda. Durante los años 1968 y 1971 se producen simultáneamente varios hechos que ubican a Ibiza en el panorama internacional: las plazas de alojamiento alcanzan las 30.000 camas, la llegada de turistas aumenta con gran rapidez, la presencia de la prensa tanto nacional como internacional es formidable y llega la primera oleada de los hippies con sus ideas de amor libre, sexo sin mesura y el consumo de drogas.

Gráfico 3. Oferta de alojamiento turístico (plazas).

Fuente: Ramón ; Serra (2013) a partir de Cirer (2004).

La llegada del movimiento hippie a Ibiza

En los años sesenta hubo un gran número de movimientos de protesta en Estados Unidos y Europa y los jóvenes que participaban en ellas vieron una salida en el movimiento hippie. Los valores contraculturales de esta subcultura los heredaron de la Generación Beat. Formaron comunidades propias, escuchaban rock psicodélico, promulgaban la revolución sexual, algunos practicaban el activismo radical y el uso de drogas como marihuana y alucinógenos como el LSD para expandir la conciencia.

En la ruta de los hippies Ibiza y Formentera fueron puntos importantes. Para explicar el fenómeno hippie en estas islas primero hay que comprender la contracultura en la sociedad occidental.

Contracultura

En los años cuarenta se iniciaron los movimientos contraculturales con los hipsters, en los años cincuenta con los beatniks y a finales de los sesenta alcanzaron su auge con los hippies, los grupos que se oponían a la guerra de Vietnam en Estados Unidos y los estudiantes que participaban en las protestas sociales de Europa Occidental. El fracaso de las comunidades y los grupos originales ocasionaron que estos grupos se dispersaran por distintos lugares del mundo a finales de los sesenta y principios de los setenta. La ruta hippie (The Hippie Trail o The Overland) culminaba en Asia, principalmente en la India i Nepal. Comenzaba en San Francisco (California), canadienses y estadounidenses viajaban en avión hasta Luxemburgo y luego solían partir de Londres, Ámsterdam, París, o Roma, para llegar a Estambul. Atravesaban Europa por Yugoslavia, Bulgaria o Grecia hasta que entraban en Turquía, a partir de ahí el camino se dividía. El más transitado seguía hacia el norte por Ankara, Teherán y Kabul. La salida de Afganistán se realizaba por el paso de Khyber, hoy ese tramo es muy escabroso. Llegaban a Peshawar y Lahore, en Pakistán, continuando el viaje hacia Cachemira, Nueva Delhi y Goa, en la India. Cerdà y Rodríguez (1999) incluyen a Ibiza entre los puntos intermedios de la ruta hippie.

Figura 1. La ruta hippie.

Fuente: Blog Santyerbasi, 2017.

El período entre 1968 y 1974 se caracteriza por el éxodo de los miembros de la contracultura, y es cuando Ibiza se convierte en territorio del movimiento hippie.

Después del éxodo, la contracultura se divide en diversos grupos autónomos con múltiples objetivos (ecologistas, feministas, homosexuales, etc.) desviando las características de oposición al sistema. A la división de la contracultura la acompaña la adopción de un estilo de vida alejado de la sociedad, limitándose a aparentar y defender unos valores que realmente no se ponen en práctica (Ramón, 2012).

Llegan los hippies

Si bien los primeros hippies llegaron al principio de los sesenta, antes habían llegado los beatniks a finales de los cincuenta, y ello fue lo que atrajo a los hippies a venir a Ibiza. Pero es a finales de los sesenta cuando llegan de manera masiva. Entre 1973 y 1974 fueron los años en los que la llegada de hippies a la isla alcanzaró su nivel más alto, posteriormente estas llegadas fueron decreciendo, modificándose el comportamiento de la comunidad hacia uno más integrado en la sociedad y su economía (Ramón, 2016).

Llegaban a Ibiza como parte de su camino a la India huyendo de la sociedad occidental, en la búsqueda de la filosofía oriental. Unos cuantos se quedaron viviendo en la isla, otros continuaron su ruta tiempo después. Inicialmente se agrupaban en la ciudad de Ibiza, Sant Antoni, Santa Eulària, Sant Josep y Sant Carles, continuando el esquema geográfico que los beatniks siguieron en los años cincuenta (Rozenberg, 1990). Posteriormente esta comunidad se ubica en el noreste de Ibiza.

Los hippies llegaron a la isla solos o en pareja, exceptuando los primeros grupos que llegaron entre 1968 y 1970, el viaje era motivado por razones individualistas (Ramón, 2016). Una particularidad es que aún cuando es una experiencia colectiva, no es un estilo de vida comunitario, es precisamente este individualismo lo que contrasta Ibiza de los movimientos sociales de los sesenta. Muchos observadores foráneos definen a los residentes de Ibiza como individualistas, pudiendo influir esta conducta social sobre los de la contracultura. La convivencia de distintas nacionalidades en la isla desaparece. Los hippies que llegaron a Ibiza procedían de grandes ciudades de occidente con una edad promedio entre 20 y 30 años, con altos niveles de formación y cultura y actividades profesionales previas pertenecientes a una categoría media y alta de la esfera artística y cultural. En los EEUU se realizaron estudios que estiman que entre un 65% y un 70% de los beatniks pertenecía a los estratos medio y superior de la sociedad estadounidense (Yablonski, 1968), y en la contracultura europea predominan individuos de clase media (Ramón, 2016).

Los hippies se inclinaban a lo inmediato, lo natural, lo colorido, lo barroco, la espontaneidad, lo absurdo, lo placentero, muy fácil de percibir en todos los aspectos de su cotidianidad (Davis, 1971). Podían alquilar una casa por una cifra grotesca, la cual carecía hasta del más mínimo confort como serían los servicios de agua y electricidad. Estaban amuebladas de manera muy simple con algunos muebles usados, regalados, alguno que otro comprado durante el viaje y era usual la utilización de objetos desviados de su función principal.

La experiencia en la isla se basaba primordialmente en el hecho de que la colectividad no se imponía sobre los individuos, a diferencia de la mayor parte de las comunas de la época, las cuales se presentaban como alternativas a la familia. Aunque era cuestionado el modelo familiar tradicional, no se seguía la tendencia a formar un nuevo modelo de familia tribal.

El universo de los hippies se centra en explorar nuevas formas de conciencia no intelectual, en las que la música y la lectura ocupan un lugar de gran relevancia. Aunque había diversidad de títulos, tenían inclinación hacia escritores americanos de la contracultura y obras de filosofía oriental. Su filosofía y religión era la fusión de las ideas de la caridad cristiana, la búsqueda del nirvana y los principios de la no violencia, asimismo, leen la biblia, el Tao Te King y a Gandhi (Ramón, 2012). Su fascinación por la cultura oriental los motiva a leer autores americanos del underground. En cuanto a la música, les gusta el folk rock, música pop, melopeas budistas, folklore latinoamericano, Janis Joplin, Jimmy Hendrix, Pink Floyd, Los Beatles, Bob Dylan, etc. (Rozenberg, 1990).

El psicodelismo provenía en parte de la afición por lo irracional y por el viaje iniciático, cuya propuesta era la exaltación del espíritu y la exploración de las zonas desconocidas de la conciencia a través de alucinógenos como el LSD. El uso de marihuana, LSD, hachís, anfetaminas era generalizado entre los hippies.

Los residentes de la isla respetaban a los hippies a pesar de la mala imagen que estos tenían, respetaban su vida privada mientras que esa no interfiriera con la cotidianidad, la moral, los valores y las costumbres. Los ibicencos tomaron una actitud distanciante, más que tolerante, hacia los hippies.

Rozenberg (1990) realizó una investigación en la isla de Ibiza en 1967. Dicho autor sostiene que la tolerancia de los isleños con los hippies le sorprendió y, en su opinión, los conflictos se originaron porque los de la contracultura fragmentaron la relación que los ibicencos tenían con los turistas. Una relación basada en la mejora de la economía de la isla con el turismo como fuente de ingresos. El distanciamiento creaba una sensación de comodidad en la población local:

A mí me extrañaba mucho la tolerancia del pitiüso ante un modo de vida tan distinto como el de los hippies. Así que me interesó la ruidosa reacción ibicenca al salir publicado aquel artículo. De pronto, los isleños dejaron de ser neutrales y tomaron parte activa en el tema. Se enviaban cartas al director del periódico, que se agotaba a primeras horas de la mañana, en los bares se discutía a viva voz, y a menudo tenías que esperar a que siete u ocho lectores hojearan el diario antes de poderlo conseguir. Empecé un pequeño trabajo y al final concluí que lo que los ibicencos llamaban peluts representaba dos problemas de tipo distinto. Primero, de orden económico: eran los malos turistas, sin dinero; el segundo afectaba más a su escala de valores: los hippies penetraban en todos los recintos, sin respetar los compartimentos estancos mantenidos hasta entonces entre turistas e ibicencos. Estos trabajaban para los turistas, por lo cual eran remunerados, y de pronto el hippie rompió este modus vivendi tácito. Iban a los mismos bares que los ibicencos, fumaban con ellos, nadaban en las mismas playas que los ibicencos, a veces desnudos, y además no gastaban dinero. Ya pasados los años puedo decir que la sociedad ibicenca sería indefinible sin la presencia extranjera. La sociedad ibicenca de hoy es muy, pero que muy distinta a la de hace veinticinco años, por ejemplo. (Planells, 1986, p.32).

El contacto entre los ibicencos y los hippies era muy escaso. El ritmo consuetudinario era completamente diferente, aunado a valores completamente distintos, por lo que impedía una comunicación real. No obstante, esto no impidió que pudieran darse los intercambios culturales entre ibicencos y extranjeros. La actitud frente al progreso tecnológico, el enfoque de la actividad económica, la forma de sensibilizarse, el concepto sobre la vivienda, la vestimenta elegida, etc.

La población de Ibiza se fue convirtiendo en una sociedad de consumo gracias al turismo, amoldándose sin reservas al modelo urbano importado (Ramón, 2012), concibiendo todo lo que tuviera connotación de modernidad de manera positiva. Los ingresos obtenidos por el trabajo en el sector turístico les dan acceso a los ibicencos a mayores gastos y comodidades como automóviles, electrodomésticos, etc. El turismo les abrió las puertas a un mundo que contrastaba con el aislamiento y pobreza que para ellos estaban simbolizados en la agricultura. Mientras, los hippies idealizaban el mundo rural, materializando la utopía ibicenca i adhiriéndose a la cultura u objetos que representaban la tradición insular.

El progreso que trajo consigo el turismo no estuvo representado únicamente en comodidades materiales, los isleños vivieron cambios favorables con respecto al acceso a la salud, a través de la construcción de modernos hospitales y la posibilidad de ir al médico, sin la exclusiva necesidad de solicitar un certificado de defunción. Los hippies insistían en el uso de productos naturales, pero era porque no habían sufrido la muerte causada por la falta de atención médica.

El turismo también causó evolución en la vestimenta. Los campesinos de Ibiza adoptaron la moda urbana que incluía zapatos, complementos y vestidos cortos. Mientras que los extranjeros disfrutaban del encanto de la ropa tradicional, al punto que la moda del movimiento hippie llegará a las boutiques más renombradas de Europa. Asimismo, el gusto estético por el mobiliario contrastaba entre lugareños e inmigrantes. En cuanto unos reemplazaron con muebles modernos el mobiliario tradicional, los otros consideraban más valioso lo que abandonaban los ibicencos.

La evolución que trajo consigo el desarrollo turístico hizo que los hippies reconsideraran su inserción en la isla y la mayoría abandonó cuando la utopía quedó solo en un concepto.

El boom de las discotecas

Los hippies predicaban el amor libre y el sexo sin prudencia, por lo que Ibiza fue adquiriendo imagen de libertad y permisividad: drogas, sexo, excesos, paz, dioses hindúes, nudismo, hippies, looks estrambóticos (López, 2017), era lo que muchos turistas iban a buscar a la isla. Ese ambiente que caracterizaba aquel oasis se hizo ideal para abrir discotecas. La primera fue Pachá en 1967.

Durante los años 70 se instalaron otras discotecas en la isla; en 1976 fue inaugurada Amnesia cuyo copropietario era Antonio Escohotado, un reconocido filósofo español. Inicialmente era un lugar de reunión para el movimiento hippie con instrumentos para hacer música en vivo, pero en la actualidad no se relaciona en nada con el espíritu de sus orígenes. Ahora es un referente mundial para la música electrónica.

La llegada de las discotecas a Ibiza fue el último elemento que consolidó la imagen que la isla tiene hoy. La fiesta se había convertido en un símbolo y como cualquier movimiento contracultural, con sus drogas relacionadas. Eran los años del LSD, la heroína y la mescalina, que ya no se encuentra.

Lo que significa fiesta continua no puede explicarse sin el auge que tuvieron las discotecas en los 80. En los años setenta nacieron las discotecas como se conocen actualmente, pero en los ochenta aumentaron en número y dimensión influenciadas por el auge de clubs del Reino Unido. La fama de discotecas como Pachá, Amnesia, Privilege (fundada como Ku) era mundial y objeto de turismo. Incluso la Consejería de Modelo Económico, Turismo y Trabajo del Govern Illes Balears utilizó el auge de las discotecas para promocionar el turismo (Cardona, 2012).

En los noventa este pico empezó a decrecer, las nuevas generaciones no mostraban tanto interés hacia esos locales y hubo una crisis general en el turismo. Durante los años siguientes se quiso cambiar esa imagen de destino turístico de desenfreno y fiesta para atraer otro tipo de turismo. No obstante, durante los 90 se crearon un grupo de discotecas que hoy en día simbolizan la isla. Las grandes fiestas que se organizaban comenzaron a atraer miles de turistas británicos a quienes se les denominaba clubbers: jóvenes de clase media-alta, con estilo glamuroso, con gusto por el techno, el house, el trance, etc.

Además de la movida nocturna legal, estaban las fiestas ilegales o raves. Es a partir de los noventa que estas celebraciones toman dimensión y se hacen frecuentes. Se celebraban en el campo, comúnmente en la costa virgen, lejos de la urbe, concentrando hasta mil personas y prolongándose entre dos y cuatro días.

Durante esa misma época nació el concepto after, aquellas discotecas que abren de madrugada, después del cierre de las convencionales, cerrando por la tarde o la noche. Aunque hay algunas que ofrecen el tipo convencional y after, por lo que durante el verano no cierran prácticamente en ningún momento.

Este cambio en la fiesta hizo que la droga consumida también cambiara. Ya no se usaban alucinógenos para entrar en comunión con la naturaleza, tampoco heroína porque hacía sentir somnolencia. Las metanfetaminas (éxtasis), anfetaminas (speed) y cocaína se ajustaron de manera perfecta a la nueva forma de la fiesta. Drogas que permitían bailar toda la noche sin parar, que es la propuesta de las discotecas de música electrónica.

Estado actual del consumo de drogas en Ibiza

Para establecer un diagnóstico de la situación de las drogas utilizaremos la información reflejada en las siguientes investigaciones: Estudio sobre consumo de drogas en la población escolar de Ibiza 2018, Informe 2019 sobre alcohol, tabaco y drogas ilegales en España y Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) 1994-2018.

También es importante concretar las drogas consideradas dentro de su clasificación más amplia:

  • Cannabis: marihuana, hachís, porros, etc.
  • Spice: marihuana sintética, cannabinoides sintéticos, etc.
  • Tranquilizantes sin receta: Valium, Tranxilium, etc.
  • Setas alucinógenas: monguis, hongos.
  • Metanfetamina: M, cristal, MDMA, éxtasis, ice, etc.
  • LSD: ácido, tripi.
  • Anfetaminas: speed, etc.
  • Ketamina: keta, ketolar, Special K.

Edad media de inicio de consumo

En todas las comunidades autónomas de España el tabaco y el alcohol son las sustancias que empiezan a consumirse a más temprana edad. Ibiza no es la excepción. La edad media de inicio de consumo o de haber probado alcohol es a los 14 años, este dato es exactamente igual al obtenido en 2016 por la encuesta ESTUDES del Plan Nacional sobre Drogas (PNSD).

Gráfico 4. Consumo de drogas en la población joven.

Fuentes: OEDA (2019 a). OEDA (2019 b)

Según los resultados, más del 81,2% de los menores entre 14 y 18 años han probado el alcohol alguna vez, el 58,5% ha consumido alcohol en los últimos 30 días y el 29,1% se ha emborrachado en el último mes.

En cuanto al tabaco, los jóvenes que han consumido esta sustancia ubican la primera vez en los 14 años. Esta cifra también se mantiene con respecto a 2016.

Con respecto a los tranquilizantes, la edad de inicio refleja una leve diferencia con respecto a la cifra de ESTUDES, quedando registrada en 14,3 años de edad.

La edad media de inicio del consumo de anfetaminas se ha adelantado, pasando de 15,1 en 2016 (PNSD) a 14,4 años de edad en 2018 (CEPCA).

El consumo de cannabis comienza en promedio antes de cumplir 15 años, con un indicador que se sitúa en los 14,5 años (2018).

Aquellos jóvenes que manifestaron haber consumido cocaína ubican el primer consumo a los 14,9 años. Asimismo, la media de la edad de inicio del éxtasis se sitúa en 15,2 años.

Drogas más utilizadas – Prevalencia de consumo

El alcohol sigue presentando las cifras más elevadas de sustancias psicoactivas más consumidas entre los jóvenes, el 66,9% de los jóvenes de Ibiza había consumido alcohol en los últimos 30 días. Aunque es importante mencionar que hubo una disminución de 10 puntos en la prevalencia del consumo con respecto a la cifra de 2016 (PNSD).

El tabaco ocupa el segundo lugar de las drogas con mayor prevalencia entre los jóvenes. Cuatro de cada diez jóvenes (40,1%) había consumido tabaco durante el último mes previo a la encuesta. El tercer lugar lo ocupa el cannabis entre las drogas más extendidas y entre las drogas ilegales la que tiene mayor prevalencia. Tres de cada diez (31,8%) jóvenes afirma haberla consumido en los últimos 30 días. En cuanto a la evolución, se mantiene la tendencia de consumo de esta droga con respecto a la cifra de 2016 de la encuesta ESTUDES del Plan Nacional sobre Drogas.

Por otro lado, un 18% de los jóvenes ha probado alguna vez otras sustancias psicoactivas, tales como: Spice (3,6%), tranquilizantes sin receta (2,7%), metanfetaminas (2,5%), cocaína (2,3%), setas alucinógenas (2,2%), LSD (1,8%), anfetaminas (1,3%), ketamina (1,2%), salvia (1%), mefedrona (0,6%) y esteroides anabolizantes (0,2%). Un 5% de ellos ha consumido alguna durante el último mes.

Del mismo modo, los hombres tienen mayor prevalencia que las mujeres en el consumo de drogas.

Canal de información sobre drogas

Entre los canales señalados por los jóvenes, desde los cuales reciben información sobre drogas, tienen mayor presencia los medios de comunicación (tv, prensa, etc.) seguido por el Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas (CEPCA) del Consell d´Eivissa. En tercer lugar, los jóvenes manifestaron recibir información sobre drogas a través de la madre y en cuarto lugar mediante Internet.

Está claro que se hacen campañas en contra de las drogas a través de los medios, en muchas ocasiones a través de la televisión, pero es conveniente preguntarse si el mensaje está llegando. En muchas ocasiones, un corto de 30 segundos no va a impedir que los jóvenes consuman alcohol, drogas o fumen cuando salen.

Desde la página web del Ministerio de sanidad, política social e igualdad también se hace referencia al tema y de las posibles soluciones e informaciones que son de vital importancia entre los menores. Entre estas medidas se habla de modificar la percepción de normalidad que han adoptado los jóvenes en cuanto al consumo de alcohol y otras drogas. Hablan de la necesidad de incrementar la percepción de riesgo y peligrosidad que presentan estas sustancia a los ojos de los más jóvenes. También de trabajar en la presión social que juega un papel fundamental en el comportamiento de los jóvenes; en cómo ven estas sustancias y en si las consumen o no.

Como bien especifican, es un problema que se debe trabajar desde diferentes puntos: las relaciones sociales, el ámbito familiar, educativo, legislativo, comunitario etc. Lanzar programas de educación y prevención en drogas, detectar los casos de forma anticipada y trabajar, desde el punto de vista de los jóvenes, el papel que tienen el alcohol y las drogas en la sociedad, las fiestas y la diversión.

Percepción sobre la peligrosidad de diferentes drogas

La percepción de peligrosidad es la medida que los jóvenes tienen sobre los problemas que puede ocasionar el consumo de determinadas sustancias psicoactivas. De este modo, el peligro asociado al consumo de drogas se convierte en un factor que puede constituir un freno en el momento de plantearse la ingesta de estas sustancias.

La percepción de peligrosidad más alta Muy peligrosa está asociada con el consumo de drogas ilegales, tales como heroína (82%), cocaína (80%), metanfetamina (77%), anfetaminas (69%), LSD (67%), ketamina (64%) y setas alucinógenas (57%).

Por otro lado, cuatro de cada diez (41%) jóvenes opina que el cannabis es muy peligroso. Dicha percepción coincide con el hecho de que la misma sea la droga ilegal más consumida. Asimismo, los tranquilizantes sin receta son considerados como muy peligrosos por el 40% de los encuestados.

Los porcentajes más bajos con respecto a la percepción de peligrosidad no es peligrosa la tienen el consumo de tabaco (26%) y alcohol (30%). Se puede observar la relación directa entre percepción de peligrosidad y drogas más consumidas.

Gráfico 5. Percepción de peligrosidad de distintas drogas.

Fuente: Consell d´Eivissa – CEPCA (2018).

Está claro que hay drogas que presentan más riesgos y otras menos en cuanto a la cantidad que se puede consumir manteniendo la consciencia o la propia voluntad pero, para los jóvenes, las sustancias que puede ingerir durante más tiempo sin notar efectos tan fuertes en su organismo son el alcohol y el tabaco. Solo entre el 22% y el 24% de los jóvenes encuentran el alcohol y el tabaco como drogas muy peligrosas. No es coincidencia que las drogas consideradas como menos pelogrosas sean las mas consumidas entre los jóvenes.

Percepción de accesibilidad a drogas

El acceso percibido a las drogas supone en qué medida los jóvenes ven que es fácil o difícil disponer de las distintas sustancias psicoactivas.

El tabaco y el alcohol son las drogas más accesibles. Por esta razón, cinco de cada diez jóvenes considera Muy fácil conseguir tabaco (56%) y alcohol (55%).

El cannabis ocupa el tercer lugar con más facilidad de acceso. Un 58% de los encuestados la consideran fácil (30%) o muy fácil (28%) de conseguir.

Las drogas sintéticas (spice) alcanzan una percepción de facilidad de acceso de 30%, los jóvenes la consideran fácil o muy fácil de conseguir.

El resto de las sustancias evaluadas (tranquilizantes sin receta, cocaína, setas alucinógenas, metanfetaminas, LSD, anfetaminas, heroína y ketamina), son percibidas por los jóvenes con menos facilidad de acceso. Con porcentajes mayores al 40%, los alumnos piensan que es difícil o muy difícil disponer de este tipo de drogas.

Gráfico 6. Percepción de acceso a drogas.

Fuente: Consell d´Eivissa – CEPCA (2018).

Como hemos comentado anteriormente entre las relación de las sustancias consideradas más peligrosas y las más consumidas por los jóvenes, este patrón se repite de nuevo entre las drogas de más fácil acceso.

Legalización de drogas

La venta de drogas a menores de edad y la legalización de algunas sustancias tienen un alto porcentaje de rechazo entre los encuestados. Siete de cada diez jóvenes opina que no debería permitirse la compra de tabaco (73,6%) o alcohol (71,9%) a menores.

Más del 81% opina de forma negativa cuando se pregunta si deberían legalizar todo tipo de sustancias.

Sin embargo, un 23,9% opina que el cannabis debería legalizarse frente a cinco de cada diez que opinan lo contrario.

Motivos por los que probó la primera vez

El mayor motivo por el cual la mayoría de los jóvenes prueban sustancias psicoactivas es la curiosidad.

Con respecto al tabaco, ocho de cada diez jóvenes ha probado el tabaco por primera vez por curiosidad (86,7%). Con una gran diferencia lo hacen porque les ofrecen y no saben negarse (9,8%) y un 8,2% probó por primera vez porque muchos de sus amigos lo hacen.

Así mismo, ocho de cada diez jóvenes probó alcohol por primera vez por curiosidad. Un 14,5% lo hace porque le parece algo normal y todo el mundo lo hace y el tercer motivo es porque muchos de sus amigos lo hacen (8,7%).

Por otro lado, nueve de cada diez jóvenes ha probado el cannabis por curiosidad (91,5%). No saber decir que no a alguien que le ofreció (8,4%) es el segundo motivo, seguido del hecho que los amigos lo hagan (6,8%).

Los cuatro motivos que más se han repetido en los porcentajes son: curiosidad, no saber negarse, imitar a los amigos, le parece normal. Aquí considero importante hacer una división entre las sustancias que estamos tratando: el alcohol y el tabaco son sustancias que, si dañinas especialmente para los menores y jóvenes, son totalmente legales para los adultos; por otra parte, el resto de sustancias como LSD o Ketamina son totalmente ilegales a cualquier edad.

Esto hace que los jóvenes vean como algo normal y frecuente la ingesta de alcohol o el tabaquismo ya que la mayoría tendrán un familiar que consume estas sustancias delante de ellos y esto no está mal visto socialmente. Esto crea una imagen de normalidad en el tabaco y el alcohol que hacen que los menores quieran probarlos y los asocien con las fiestas, las discotecas o la diversión.

Situación de inicio y motivos de consumo

Seis de cada diez jóvenes prueban el alcohol por primera vez con sus amigos o su pareja (65,3%), normalmente lo hacen en un botellón o lugar público (31%), en su casa (22,1%) o en casa de algún amigo (20,5%).

De igual modo, el cannabis lo prueban por primera vez con amigos o pareja (93%) en lugares como la playa, algún parque o en la calle (53%).

Estas situaciones las podemos entender como espacios seguros según el punto de vista de los jóvenes, ya que lo hacen dentro de su círculo de compañía habitual. Esto también produce un efecto de tranquilidad y seguridad que les llevará a pensar menos en los riesgos que supone el consumo habitual de drogas tanto para su formación, su situación laboral o familiar como para su salud.

Los motivos con los que se asocia el consumo de alcohol son diversión o placer, sabor agradable, efectos deseados, por ejemplo, olvidar los problemas o relacionarse mejor.

Los jóvenes que consumen cannabis lo hacen en primer lugar porque les gusta el efecto que les produce, seguido de diversión o placer, para relajarse, porque les gusta su sabor, porque los ayuda a dormir u olvidar sus problemas.

Forma frecuente de compra

Un alto porcentaje de menores de edad compran tabaco ellos mismos.

En cuanto al alcohol, cuatro de cada diez menores de edad compran bebidas alcohólicas por sí mismos mayormente en supermercados, pequeñas tiendas, bares o discotecas.

Más de la mitad de los jóvenes que consume cannabis lo compran ellos mismos, en lugares donde saben que lo venden (53,8%), en las zonas por las que sale (46,9%) o en el instituto (6,9%).

Es importante mencionar que más de un tercio de los jóvenes que han consumido cannabis lo han vendido después a otras personas alguna vez.

Aquí es importante diferenciar de nuevo entre las drogas legales y las drogas ilegales. Podríamos decir que entre las ilegales, la marihuana es la que está más normalizada entre los jóvenes por parecerse o poder mezclarse con el tabaco, ser relativamente económica en comparación con otras sustancias y ser de fácil acceso.

Sustancias como el alcohol y el tabaco, como hemos dicho en el apartado anterior, están más normalizadas. Por una parte debemos tener en cuenta la visión que tengan los propios padres de los jóvenes, la educación que hayan recibido en casa es fundamental en cómo enfocarán estas prácticas. Está claro que de eso no depende solamente que los menores acaben consumiendo, pero es el entorno más inmediato de los jóvenes y del que absorberán la información.

Esto hace que, al ser el alcohol y el tabaco drogas legales y estar normalizadas socialmente, a los jóvenes no les sea nada difícil conseguir cualquiera de las dos sustancias.

Lugares donde suele consumir drogas

Los jóvenes que consumen alcohol lo hacen mayormente en botellones, tanto en lugares públicos (63,1%), en su casa o de algún amigo (49,8%), o en bares o pubs (40,7%).

Los que consumen cannabis suelen hacerlo en algún lugar público, en casa de amigos o estando de botellón en casa o en la calle, la mayor parte de las veces (50,5%) con amigos o la pareja.

Situaciones o problemas causados por el consumo

Los efectos del alcohol en muchos casos arrastran a terceros, porque casi una tercera parte de los jóvenes que consume alcohol ocasionalmente se ha emborrachado y los amigos han tenido que cuidarlo (21,3%), al día siguiente no recuerdan nada (18,6%), los amigos le han advertido que está tomando mucho (15,1%), toman haciendo competencia a ver quién aguanta más (15,8%) o ha tenido peleas o discusiones con amigos (14%).

En cuanto a los consumidores de cannabis, más del 40% de los que han consumido ha sufrido mareos o bajones de tensión, ha subido a un vehículo conducido por otro amigo que también estaba bajo los efectos de la marihuana, ha ido fumado al instituto, ha descuidado sus obligaciones.

Efectos asociados con el alcohol

Aunque casi nueve de cada diez jóvenes asocian los efectos del alcohol con la confusión que produce, en segundo lugar con la violencia (76,4%), seguida de sexo inseguro (66,5%), casi un mismo porcentaje afirma que les permite olvidar problemas (64,2%) y les facilita relacionarse con los demás (62,2%).

Medidas para reducir el consumo de alcohol

La mayor parte de los jóvenes considera que cumplir la ley con respecto a la venta a menores y más control policial para evitar botellones reducirían el consumo de alcohol. Como hemos comentado anteriormente, es un problema que debemos enfocar desde el ámbito familiar, educativo, legislativo y sanitario para cambiar la percepción que tienen los jóvenes de estas sustancias y su consumo.

Resultados empíricos

Tras la revisión bibliográfica realizada continuamos con la fase empírica. Expondremos los resultados de las entrevistas a Guardia Civil, residentes, trabajadores de discotecas y vendedores.

Ficha técnica

Metodología: Entrevista auto-administrada online a 01 Guardia Civil, 07 residentes, 04 trabajadores de la zona y 03 vendedores de drogas.

Trabajo de campo: 11/03/2020 al 10/04/2020.

Muestra: 15 personas con edades comprendidas entre 24-53 años.

Nombre Descripción Edad
Antonio Guardia Civil 32
Fernando Trabajador de Discoteca 28
Sara Trabajadora de Hotel 25
Marian Club de alterne 53
Marta Trabajadora de Discoteca 24
Katerina Residente 49
Vanesa Residente 34
Ismael Residente 31
Leticia Residente 39
Óscar Residente 30
Andrea Residente 37
Rocío Residente 29
Andrea Vendedor 37
Brenda Vendedor 48
Ramiro Vendedor 46

Drogas más utilizadas

De acuerdo con las diferentes entrevistas realizadas las drogas más utilizadas en la isla son la cocaína, metanfetaminas (éxtasis, cristal, MDMA, etc.) y marihuana. Mientras que los estudios analizados previamente tienen como resultado el alcohol, el tabaco y el cannabis como las drogas con mayor prevalencia.

Canal de información sobre drogas

Los entrevistados que manifestaron haber recibido información sobre el consumo de drogas afirmaron que la vía más utilizada son los medios de comunicación (televisión y radio), seguido de organismos públicos (Cruz Roja, hospitales, entre otros). Por otro lado, Andrea, Ramiro, ambos vendedores, y Marian (club de alterne) afirmaron que no hay información referente a la prevención del consumo de drogas.

Consumo de drogas y tipo de género

La mayoría de los trabajadores de discotecas y vendedores afirman que hombres y mujeres consumen drogas por igual. Solo el Guardia Civil dijo que eran los hombres quienes consumían más drogas, tal como se afirma en los estudios analizados.

Percepción de peligrosidad

La cocaína fue la droga que más se mencionó al considerarla entre las más peligrosas, seguida de las metanfetaminas (éxtasis, MDMA, etc.) y la marihuana en tercer lugar.

Percepción de accesibilidad

La marihuana es la droga con más facilidad de acceso, seguida de la cocaína y las metanfetaminas (pastillas de éxtasis, MDMA, etc.). Andrea (vendedor) y Fernando (trabajador de Discoteca) dijeron específicamente que la heroína es la más difícil de conseguir.

Motivo por el que lo probó la primera vez

Ante la pregunta sobre el motivo principal sobre el por qué prueban sustancias psicoactivas la primera vez, los entrevistados respondieron múltiples motivaciones. Diez de los quince entrevistados respondieron: porque los amigos lo hacen, seguido por el entorno de fiesta (seis de los quince de la muestra) y en tercer lugar por experimentar o probar (tres de los entrevistados). Sólo dos entrevistados mencionaron la curiosidad, el cual es el primer motivo de acuerdo con los estudios analizados.

Relación, vínculo o lazos entre los que consumen

La mayor parte de las veces se consume entre amigos o pareja. Es importante mencionar que la fiesta es vista también como un vínculo. Pocos consumen drogas estando solos, y beben alcohol con la familia.

Forma frecuente de compra

Los compradores compran las drogas en la calle o a personas que saben que venden. También pueden comprar en la discoteca o fiesta.

Lugares donde suele consumir drogas

El consumo de drogas en las discotecas es el más común, seguido de fiestas privadas, en casa o en cualquier sitio.

Motivos de consumo

Esta pregunta se realizó entre los residentes y la mayoría respondió que ya no consumen drogas, y los que lo hacen respondieron que la razón es porque les gusta.

Situaciones o problemas causados por el consumo

Las personas que se han visto involucradas en situaciones como la ruina, ver casi morir a otra persona de una sobredosis, llegar a estar inconsciente y vomitar estando en ese estado ya no consumen drogas.

Efectos del consumo

Aunque la mayoría asocia los efectos del consumo de drogas con euforia o exaltación, confusión, falta de apetito o sueño, muerte, también lo ven como una fuente de diversión y un medio para facilitar las relaciones con los demás.

Medidas de prevención

Las medidas que se consideran más adecuadas son las campañas de prevención a través de medios de comunicación, seguido de ninguna medida porque la droga mueve mucho dinero y la gente siempre la va a buscar. Asimismo, se mencionó la importancia de la educación familiar y alternativas de ocio saludables que muestren que Ibiza no es solo fiesta y drogas.

Impacto social de las drogas en Ibiza

Un problema social vinculado al consumo de drogas es la criminalidad, pero es necesario matizar este punto. Al observar las Estadísticas de Condenados del Instituto Nacional de Estadística (2018) relacionadas con las sentencias por crímenes, no existe una clara relación entre los dos factores. Al parecer son otros los elementos que influyen en los grandes delitos.

Las drogas originan delitos de índole más o menos violentos (Gómez, 2016), obedeciendo al carácter del individuo y el tipo de droga entre los cuales se pueden mencionar: lesiones, homicidio, violación, alteraciones del orden público, exceso de velocidad al conducir, etc.

Así mismo, al ser el turismo la principal actividad económica de la isla, el menudeo de drogas, los hurtos y timos de poca relevancia sí parecen estar relacionados con este factor, porque los vendedores o camellos encuentran en los turistas unas víctimas fáciles.

Por otro lado, el alto consumo de drogas causa intoxicaciones que ameritan ingresos hospitalarios, por las variaciones en los consumos de droga cotidianos. Es decir, aquellos turistas que consumen drogas en su lugar de procedencia lo hacen normalmente de manera esporádica, pero cuando se encuentran en Ibiza aumentan su consumo porque lo hacen más frecuente. Del mismo modo, las discusiones o peleas son situaciones causadas por efectos del alcohol, la droga más consumida en la isla.

Gráfico 7. Situaciones causadas por el consumo de alcohol.

Fuente: Consell d´Eivissa – CEPCA (2018).

La promiscuidad sexual es otro factor relacionado con el consumo de drogas. Las Baleares se caracterizan por este aspecto. Aunque según datos de la Encuesta de Salud y Hábitos Sexuales (INE, 2003), y al observar la tónica cotidiana de Ibiza, hace suponer que los datos no estén tan alejados de la media.

Dicha encuesta arroja como primera cifra que la relación de individuos de 18-49 años que ha tenido relaciones sexuales en Baleares es de 97,5%. Adicionalmente, al hacer la discriminación por género, las Baleares tiene la peculiaridad de tener el mismo porcentaje para ambos sexos. Con respecto a la precocidad sexual, esta Comunidad Autónoma también encabeza las estadísticas. Además de liderar los datos relacionados al número de parejas sexuales del último año. En las Baleares destacan las cifras de nuevas parejas en los últimos doce meses y la proporción de hombres que han solicitado servicios de prostitución.

Así mismo, esta Comunidad Autónoma tiene los datos más elevados en los que se declara haber tenido de 5-9 parejas o 10 o más, y la de menor proporción en 2 parejas. En estos términos, al desglosar por género tanto hombres como mujeres están por encima de la media del estado español.

Lamentablemente, la promiscuidad tiene una alta incidencia en las enfermedades de transmisión sexual, lo que implica una relación directa entre las mismas. En cifras, al 9,04% de la población balear en conjunto le han detectado una ETS.

Vemos como estas cifras destacan el ambiente de libertad promocionado como atractivo turístico de la isla, pero que finalmente puede considerarse como un efecto negativo.

Conclusiones

Ibiza representa hoy: alcohol, fiesta, música electrónica, drogas y sexo. Es lo que gran cantidad de turistas a nivel mundial llegan buscando, se diría que la mayoría. Las promociones turísticas enfocan estas características, dejando a un lado los recursos naturales con los que cuenta la isla.

Las drogas se han convertido en un símbolo de la isla, lo que causa que los adolescentes ibicencos se ubiquen entre los consumidores de droga más precoces. Aunado a ello que el motivo principal por el que prueban drogas por primera vez es porque los amigos lo hacen.

El acceso a las drogas es muy fácil, sobre todo en el verano, se vende por todos lados. Las razones por las que se consume son muy variadas, pero todas están relacionadas con placer o diversión y no se reconoce abiertamente si eso se trata solo de una forma de evadir nuestros problemas: soledad, timidez, falta de autoestima, entre otros.

El consumo suele empezar por el entorno social en el que se vive, pero acaba siendo una adicción por la tolerancia a la droga y por tratar de evitar el efecto secundario o malestar físico (mono). Hasta que esa falsa sensación de bienestar impide hacer una vida normal, al punto de necesitar una dosis para, simplemente, levantarse de la cama.

A nivel cerebral, el núcleo accumbens tiene un rol primordial en la generación de adicciones. El abuso de sustancias psicoactivas causa la liberación de gran cantidad de dopamina, lo que origina placer. Así, el sujeto al anticipar la recompensa o placer que produce la droga libera dopamina en el núcleo accumbens, causándose de esta manera la adicción.

Ese exceso de dopamina causado por la alteración del funcionamiento químico del cerebro al consumir drogas tiene varias consecuencias. El cerebro al intentar adaptarse a esa estimulación excesiva, disminuye los receptores de dopamina y aumenta los recogedores y degradadores de ésta. Esto ocasionará tolerancia, es decir, el cerebro necesitará cada vez más droga para alcanzar el mismo efecto. Asimismo, a nivel de la conducta, lo que resultaba placentero, gradualmente dejará de ser satisfactorio o motivante, solo la droga podrá llenar esa sensación de vacío o depresión.

Notas

[1] Fuente: mallorcadiario.com. Recuperado el 10 de mayo 2020 de https://www.mallorcadiario.com/noticia/481175/ibiza/el-alcohol-la-cocaina-y-el-cannabis-son-las-drogas-que-mas-inicios-de-tratamiento-activan-en-balears.html

[2] Fuente: noudiari.es. Recuperado el 10 de mayo 2020 de https://www.noudiari.es/2014/08/los-atendidos-por-drogas-son-el-3-pero-ponen-patas-arriba-todo-el-servicio-de-urgencias/

[3] Fuente: Observatori autonòmic de drogues Indicador de urgencias hospitalarias en consumidores de sustancias psicoactivas. Resultados 2018. Recuperado el 10 de mayo 2020 de https://www.caib.es/sites/padib/es/observatori_autonomic_de_drogues/

[4] Fuente: El País. Recuperado el 10 de mayo 2020 de https://elpais.com/diario/2005/10/16/domingo/1129434754_850215.html

[5] Fuente: Observatori autonòmic de drogues. Recuperado el 10 de mayo 2020 de https://www.caib.es/sites/padib/es/observatori_autonomic_de_drogues/

[6] Fuente: periodicodeibiza.es. Recuperado el 10 de mayo 2020 de https://www.periodicodeibiza.es/pitiusas/ibiza/2019/10/19/1114557/guardia-civil-realizo-186-detenciones-por-trafico-drogas-durante-verano.html

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