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Las guías para viajeros independientes: ¿cómo serán en el futuro?

Jesús García Marín

Resumen

Hay un antes y un después en las guías de los viajeros independientes. Lógicamente son legión los escritores que han viajado a su aire y nos han contado sus viajes, por ejemplo Josep Pla o el Cela más ibérico y carpetovetónico, pero en este artículo no nos referimos a las impresiones viajeras sino a las guías estructuradas de un país que respondan con informaciones concretas a las preguntas y necesidades de un viaje.

Palabras clave: Guía turística, Editoriales de guías turísticas, Viajero

Abstract

There is an after and before in the independent travelers’ guides. Logically there is a legion of writers that have traveled on their own and told us about their experiences, such as Josep Pla or the most Iberian and carpetovetonic Cela, although in this article we do not refer to traveling impressions but to structured guides of a country, which answer with specific information to the questions and necessities of a travel.

Keywords: Tourism guide, Tourism guide' editors, Traveler

Rebut: 2020/02/20

Revisat: 2020/03/01

Rebut: 2020/03/05

Acceptat: 2020/03/10

Introducción

¿Cómo va a ser la guía turística del futuro?: precisamente este breve artículo viene a ser el planteamiento del problema para que los alumnos de la Escuelas de Turismo y los lectores de esta revista digital reflexionen o abran un debate sobre ese asunto.

La primera guía turística como tal, práctica, no fantástica, estructurada, con información detallada sobre el terreno, pudiera ser el Códice Calixtino1 que fue iluminado, probablemente entre 1139 y 1173, por los amanuenses de la abadía de Cluny, muy ligados a la ruta jacobea y a la promoción de Compostela desde las buenas relaciones que los monjes de esta orden mantuvieron con el astuto arzobispo compostelano Diego Gelmírez.

El Códice es un pergamino que se encuentra en el Archivo de la catedral de Santiago y que está incluido en el Liber Sancti Iacobi. Trata de las peregrinaciones a la ciudad del Apóstol e incluye la Guía de los peregrinos de Santiago. Se denomina Calixtino porque el papa Calixto II aparece sentado en la primera página. Aymerico Picaud es su supuesto autor oficial, aunque la atribución está poco clara. También se sostiene que pudo ser confeccionado por un grupo de miniaturistas de la escuela de Borgoña. He aquí algunos epígrafes delCodex preámbulo de lo que acabarían siendo las guías de viajes modernas:

  • Etapas de los caminos.
  • Nombres de las ciudades y pueblos por los que hay que pasar.
  • Los tres grandes hospitales del mundo.
  • Nombre de algunos personajes que trabajaron en el acondicionamiento del Camino de Santiago.
  • Qué ríos son buenos y malos a través del Camino.
  • Regiones que atraviesa el Camino y carácter de sus habitantes.
  • Reliquias que los peregrinos deben venerar.
  • Descripción de la ciudad y de la basílica de Santiago de Compostela.
  • Cómo se debe acoger a los peregrinos.

El Camino de Santiago está descrito en el Códice Calixtino.
En la imagen el tramo entre Itero de la Vega y Fromista (Palencia).
Foto: Jesús García Marín.

Hay que tener en cuenta que el Camino de Santiago no era sólo una vía de espiritualidad, un camino de perfección, bien al contrario por el tráfico y afluencia de concheros se cometían en su recorrido todo tipo de tropelías y vejaciones, amén de poder pillar el peregrino con suma facilidad enfermedades como la lepra o la sífilis. Robos y asaltos no eran raros en unos parajes que por su naturaleza espiritual deberían haber servido de ejemplo; sin embargo, no fue así: ir a Compostela, como a Jerusalén, constituía toda una aventura, como le ocurrió a Raimundo II, marqués de Gothia y conde de Rouergue, a quien asesinaron en pleno Camino (961).

Los peregrinos, muchas veces demasiado fanatizados, se disputaban a vida o muerte la guarda del altar, siendo capaces de matar por ello. Durante el siglo X hacer el Camino era peligrosísimo. Las tropas musulmanas, por ejemplo, tomaron en acción de pillaje y rapiña la mismísima Santiago, se apropiaron las campanas y de todo lo que pudieron. La ruta jacobea no fue siempre, como es actualmente, una plácida y larguísima excursión interior por un inconmensurable paisaje exterior; por eso la función del Códice Calixtino, y sus copias, era la dar confianza al peregrino para que afrontara el viaje con conocimientos del terreno y con la menor incertidumbre posible. Esas son, precisamente, las dos reglas básicas de las guías que comenzaron a usar los viajeros independientes en la pasada década de los sesenta y que no tienen nada que ver con las que se pusieron de moda en la segunda mitad del siglo XIX (guíasBaedeker2, guías Murray3, más tarde la Michelin4) y principios del siglo XX, para la aristocracia y la burguesía que viajaba con mucho dinero, baúles y criados, o que hacía excursionismo dentro de los denominados viajes organizados por agencias.

Versión moderna de la guía Baedecker, 2018.
Foto: Jesús García Marín.

Guías para viajeros independientes

Hay un antes y un después en las guías de los viajeros independientes. Lógicamente son legión los escritores que han viajado a su aire y nos han contado sus viajes, por ejemplo Josep Pla o el Cela más ibérico y carpetovetónico, pero en este artículo no nos referimos a las impresiones viajeras sino a las guías estructuradas de un país que respondan con informaciones concretas a las preguntas y necesidades de un viaje.

En realidad son dos las marcas o colecciones de guías que iniciaron y casi se apropiaron de ese mercado hoy masificado: Lonely Planet5 y la Guide du routard. Hay otras, por ejemplo la colección Ulises en Canadá, o la Rough Guides en Inglaterra o Petit Futé (Bélgica6), Berlitz (clásicas, no se complican la vida7), Dumont (alemanas, muy técnicas y estupendamente editadas8) o varias editoriales en Japón que publican unas guías que son las más exactas del mundo porque no comentan nada, se limitan con sobriedad nipona a poner la fotografía del hotel y del restaurante, lo que se come y el precio exacto, lo que cuesta exactamente el bono de autobús… esas guías están puntillosamente actualizadas, al milímetro: foto y comentario escueto, lo que es más que suficiente para el viajero avezado.

La colección más famosa de guías turístico-prácticas es la compuesta por los títulos de la Lonely Planet, líder mundial del mercado en este sector. Esta editorial, actualmente una enorme multinacional y con una de sus sedes en Melbourne, edita guías para mochileros: nació en 1973 cuando Tony Wheeler y su mujer emprendieron un largo viaje por Asia y comenzaron a publicar títulos.

El matrimonio Wheeler fundador de la Lonely Planet.
Foto: Jesús García Marín.

La guía respondía a las principales incertidumbres que tiene un viajero cuando tiene que moverse con poco dinero y en países exóticos o del tercer mundo:

  • Cuál es la forma de llegar al país más barata, cómo ir
  • Qué visados necesito, vacunas, profilaxis
  • Seguro de viajes, qué zonas peligrosas no debo visitar
  • Qué puedo comer en el país al que voy y qué no
  • Cómo me voy a mover entre las ciudades
  • Dónde puedo dormir y comer
  • Dónde cambiar el dinero o cheques de viaje
  • Qué sitios son los que podría visitar, etc.

El nacimiento de Lonely Planet y su gran impulso en el mundo anglosajón se debe a otra razón: se fundó en Australia país que antes, por sus comunicaciones, estaba muy alejado del resto del mundo, de modo que cuando un mochilero australiano viajaba lo hacía durante largos períodos, fácilmente un año. Y de ahí la necesidad de tener un manual detallado para preparar muy bien el viaje y aprovecharlo debidamente.

Central de la Lonely Planet en Melbourne.
Foto: Jesús García Marín.

La otra editorial, esta vez europea, que nació casi a la par que la Lonely Planet y que también marcó tendencia, fue la Guide du routard que fundaron en Francia Michel Duval y Philippe Gloaguen, a los que se unió más tarde Pierre Josse.

Michel Duval y Philippe Glouguen
fundadores de Le Guide du Routard.

Era, porque ya ha perdido mucho, una guía que venía un poco del movimiento libertario, incluso neohyppie, y que prácticamente respondía a las mismas dudas que la Lonely Planet. Se convirtió en un gran éxito editorial en el país vecino. En España las tradujo primero Ediciones Mascarón, luego ediciones Grech, más tarde Guías Azules y finalmente Anaya.

Una de las ediciones legendarias de Le Guide du Routard en español
traducida por Ediciones Mascarón en 1981.
Foto: Jesús García Marín.

En el caso de la Lonely Planet primero las tradujo Kairós9, muy pocos títulos, y finalmente el gigante Planeta que ha inundado el mercado de lengua española con esta marca hasta el punto que te encuentras ya a los mismos viajeros en todos sitios, con lo que el viajero independiente ha dejado de ser independiente y es una oveja más en un nuevo redil.

El problema que tiene la Lonely Planet es que está centrada en el mochilero anglosajón; es decir, sobreabundan los albergues y los sitios donde comer hamburguesas, los locales con música en directo (life music), la happy hour, mientras su parte cultural deja mucho que desear y suele estar llena de tópicos cuando no de lugares comunes, más la leyenda negra cuando tratan de España y lo español. La Routard sí recomendaba buenas casas de comidas baratas que al ser, precisamente, recomendadas por ellos rebosan de turistas y de chonis y acababan perdiendo su encanto primigenio. El problema que tienen los sitios que recomiendan estas guías es que masifican los establecimientos y, nunca mejor dicho, dejan de ser recomendables. Por otra parte, al jubilarse los franceses a los 60 años, toda Europa (Grecia, Creta, Santorini, Italia…) es anegada por jubilados de esa nacionalidad que van con el Routard bajo el brazo: todos van a lo mismo.

Lógicamente ambas colecciones, Routard y Lonely Planet, con títulos de casi todo el mundo, responden a otra época, a otro tiempo. Es decir son anteriores a Internet, eran tiempos en los que la información sobre muchos países, por ejemplo los africanos, se obtenían muchas veces con cuentagotas. Era un alivio para cualquier viajero que iba a moverse por libre aprovechar los consejos que daban los redactores de estas guías que se supone conocían bien el terreno, bien es verdad que no siempre fue así y hace unos años se demostró que un redactor de la Lonely Planet no había visitado el país que le adjudicaron para confeccionarla, pero lo sorpresa fue que la guía estaba bien hecha…

Cómo serán en el futuro las guías para viajeros independientes

Con el boom de Internet y el acceso de cualquiera a cantidades ingentes de información y a reservar cualquier hostal barato desde cualquier parte del mundo, las guías turísticas para viajeros independientes se están reformulando. Y en ese sentido los alumnos de Turismo tienen la oportunidad de estudiar y plantear cómo van a ser las guías de la era postinternet que en nada tendrán que ver con las de antaño. Es cierto que el mochilero actual tiene las mismas incertidumbres que tuvieron los peregrinos que desde el corazón de Europa hacían uno de los ramales del Camino de Santiago, pero la coyuntura actual y futura ofrecen otras preguntas, otras modas y otras respuestas. Por mi parte creo que la guía turística del futuro será la que incluya lo que no está en Internet, ese será el gran reto y el redactor que pueda hacerlo se llevará el gato al agua. Y digo que pueda hacerlo porque lógicamente lo que escriba y describa en corto período será fagocitado o engullido por Internet y habrá que empezar de nuevo en la búsqueda de otros contenidos.

La librería Standords, Londres, data del siglo XIX
y fue hace unas década la mejor librería de guías turísticas del mundo.
Su moqueta es un enorme mapamundi.
Foto: Jesús García Marín.

Tengo el orgullo de haber escrito hace más de veinte años, y antes que la Lonely Planet (entonces Colombia era un país muy peligroso y no iban por allí los anglosajones), la primera guía para viajeros independientes de Colombia10.

Guía del Trotamundos de Colombia
escrita por García Marín, 1998.

Entonces no había ningún folleto turístico del país, no había nada, y para montar la estructura de la guía no quedaba otra que recorrer a fondo el país e ir a las Centrales Telefónicas de Cali, de Medellín o de Popayán y mangar las páginas amarillas donde aparecían los hoteles, restaurantes, bares de copas y empresas de transportes. Y con esos materiales, a falta de todos los demás, comenzaba uno a trabajar. Hoy el material es excesivo, todo es excesivo, el móvil es excesivo, la tarjeta SIM permite llamar a todos lados, no hace falta ir a la Central de Teléfonos en Antigua (Guatemala) para que tras media hora te conecten con tu casa y te cobren 1.500 pesetas, en muchos países ya no hay cabinas telefónicas (Finlandia, Georgia, Armenia, Azerbaiyán), llevas Internet y los google maps en el móvil… los retos son otros y es ese caldo de cultivo en el que tendrá que moverse el futuro redactor.

Ya no hay mochileros que pasen la noche durmiendo en el autobús para ahorrar, la comodidad predomina en todo tipo de viajes. La comodidad afecta incluso al viajero más aventurero que ya va entre las ciudades en confortable minibús y ni siquiera pilla el bus normal desde el aeropuerto al centro de la ciudad sino un uber. Antes no se podía comer en ningún mercado de México y Centroamérica, veían a los perros bajo el mostrador de las carnicerías con las piezas de carne colgando, hoy sí se pueden comer unos ricos tacos en cualquier mercado azteca y algunos de ellos están más limpios que los españoles.

Taquería Las Brazas, en Morelos (México).
Hace pocos años en este tipo de establecimientos
no se podía comer porque se arriesgaba uno a coger una buena diarrea.
Actualmente se puede comer perfectamente: todo barato y muy rico.
Los tiempos cambian.

La diferencia entre el viajero y el turista es que el viajero no sabe dónde va a dormir, dónde va a comer y a veces cuál es la etapa siguiente de su peripecia vital, el turista sabe exactamente dónde va dormir y lo que va a hacer el día siguiente, todo lo tiene muy planificado, apenas deja rendija para la sorpresa. Por otra parte el verdadero espíritu viajero parece que se ha perdido11 y a mi juicio también la creatividad a la hora de viajar y ver el mundo12.

La incomodidad como una de las Bellas Artes y como parte del viaje,
eso ya ha pasado a la historia. Esta chica da la vuelta al mundo con su bici,
ahora está embarcando en el lago Cocibolca (Nicaragua).
Foto: Jesús García Marín.

Actualmente mucha gente viaja solo para hacerse selfies, antes no ocurría, entonces se viajaba para enriquecerse y para aprender; luego están los vuelos low cost y todo lo low cost, el turismo activo, por ejemplo, o todo el mundillo de las redes sociales o las ONGs con su adoctrinamiento político, y tantos factores que se me escapan y que reformularán las guías turísticas del presente y del futuro porque el mundo ha cambiado mucho, tal vez ha cambiado en exceso y de un golpe.

Notas

[1] Liber sancti jacobi, Codex Calixtinus, Xunta de Galicia, 1998.

[2] Las guías Baedeker fueron fundadas en Coblenza en 1827 por Karl Baedeker, pronto se hicieron muy famosas y se comenzaron a traducir al francés e inglés. Actualmente se siguen editando: www.baedeker.com

[3] Sobre las guías Murray véase: Guidebook publishing in the nineteenth century: John Murray's Handbooks for Travellers, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13645145.2012.747791

[4] Sobre el nacimiento de las guías Michelin: History of Michelin guide, https://www.andyhayler.com/michelin-history

[5] Bauzá de Mirabó, C. ¿Sabes dónde se editan las guías Lonely Planet?, en https://tugranviaje.elindependiente.com/oceania/australia/viaje-al-centro-de-la-lonely-planet/. Esta breve reseña viene a ser una guía práctica de cómo llegar a una de las sedes de las famosas guías Lonely Planet. Por cierto, la mejor librería de guías turísticas del mundo está en Londres: Stanford (a propósito de este asunto, Bauzá de Mirabó, C. Recorrer el mundo en cinco minutos, la librería Stanfords de Londres, en https://tugranviaje.elindependiente.com/europa/inglaterra/libreria-stamfords-londres/).

[6] Le Petit Futé, además de tener un nombre ingenioso, surgió a rebufo de Le Guide du Routard.

[7] www.berlitzpublishing.com. La historia de Berlitz comenzó en 1878 cuando Maximilian Berlitz ideó su método de aprendizaje de idiomas. Las guías de esta compañía son de las más vendidas del mundo. Son muy básicas, formales y apenas arriesgan en los contenidos; bien editadas.

[8] Dumont es una de las grandes editoriales de viajes del mundo, es alemana: www.dumontreise.de. Su catálogo es realmente impresionante y sus ediciones en papel magníficas. Por ejemplo, solo de Mallorca editan seis guías completamente distintas.

[9] La editorial Kairós, especializada en temas orientalistas, fue fundada por el filósofo y escritor Salvador Pániker, siempre muy atento a la historia y a la actualidad asiática, en ese sentido rápidamente dio con las primera guías Lonely Planet que los Wheller hacían en Australia…

[10] García, J. (1998). Guía del Trotamundos de Colombia. Madrid : Ediciones Gaesa (348 páginas).

[11] En ese sentido, forma distinta de entender el viaje y la forma de viaje se puede ver en la entrevista que le hice a Jaume Bover Pujol: Vivir y viajar de otra forma, en https://tugranviaje.elindependiente.com/entrevista/jaume-bover-vivir-y-viajar-de-otra-forma/

[12] Véase la entrevista que le hice al dramaturgo vivo más representado del mundo, Fernando Arrabal, sobre viajes y surrealismo. García Marín, Jesús: Voyage sans fin, imagination, arrabalesque, en La Reglè du Jeu (revista dirigida por Bernard-Henri Lévy): https://laregledujeu.org/arrabal/2013/03/08/3743/voyage-sans-fin-imagination-arrabalesque/ Así como mi artículo publicado en El Extramundi y los papeles de Iria Falvia (núm.31, 2002): Viaje a la América Jocunda, Papeletas de geografía andariega recogidas para CJC. O también: Vuelta a la América jocunda, quince papeletas de geografía andariega, revista digital Fronterad (2013), https://www.fronterad.com/vuelta-a-la-america-jocunda-quince-papeletas-de-geografia-andariega/