Escuela de Turismo de Ibiza


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Contexto histórico

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Historia del turismo en Ibiza

En 1963, en la primera Asamblea Nacional de Turismo, Fomento del Turismo, por unanimidad, confirmó la inminente necesidad de internacionalizar el aeropuerto de Ibiza, por lo que el Gobierno emprendió nuevas obras y expropió nuevos terrenos para engrandecer las pistas y que pudieran funcionar los reactores.
Fomento de Turismo colaboró mediante empresas de transportes, materiales y esfuerzos personales que fueron de gran ayuda en las obras del aeropuerto.
Concretamente, en 1965, fue cuando surgieron las expropiaciones de terrenos agrícolas y viviendas para instalar zonas de rodadura, parking de aeronaves y dotación de zonas de servicio.
Finalmente, el 15 de julio de 1966, a las 12 de la noche, se puso en marcha la nueva terminal y el aeropuerto quedaba abierto al tráfico Internacional, inaugurado por un avión Aviaco procedente de Barcelona que llegó a las cinco y media de la madrugada. El primer avión llegado del extranjero sin escalas, contó con 75 pasajeros a bordo. Pocos días después, el 21 de julio, se celebró la gran inauguración oficial.
La pista de aterrizaje, se alargó a 2.800 metros, se aumentó su espesor, se construyó la torre de control, una central eléctrica, un centro de emisoras y otras instalaciones. La nueva terminal poseía aduana, retén de policía y restaurante.
Las obras del aeropuerto fueron realizadas por los ibicencos y la Administración central, y unos diez años después, el Gobierno central pidió a Mallorca que colaborara con las obras.
Las entidades que coordinaron los esfuerzos de las obras fueron: en Ibiza, Fomento del Turismo, y en Mallorca, la Cámara de Comercio. Sin embargo, surgió un hecho polémico, pues la Cámara pidió dinero a los mallorquines y a los ibicencos, pese a que el proyecto beneficiaba exclusivamente a Mallorca. Finalmente, gracias a la multitud de protestas, la Cámara terminó retirando el impuesto especial que había establecido en Ibiza, e incluso, les devolvió el dinero que ya había recaudado.
Además, hacia los 70, surgió otro problema, relacionado con el aeropuerto y Ses Salines, los mosquitos. Éstos constituían una auténtica plaga y un gran problema para la industria turística, ya que el aeropuerto es el primer lugar donde llegan los visitantes.
Fomento del Turismo, fue quien se encargó del exterminio de los mosquitos, ayudado por el regimiento de Infantería de Ibiza y finalmente, con ayudas estatales.
Positivamente, gracias a las mejoras en las comunicaciones, en 1961 el número de visitantes en la isla de Ibiza, que era 41.253, alcanzó en 1970 los 350.806. El número de estancias pasó de 408.615 turistas en 1961 a 4.296.619 en 1970.
El mercado británico, siendo el principal, traía ya a Ibiza en el año 70 a 181.490 personas, quedando los alemanes en segundo lugar, con 47.766 y los franceses, ocupando la cuarta plaza, con 18.437 individuos.
Formentera tomaba una posición totalmente diferente, en 1970, los alemanes eran los turistas más numerosos con 7.266, seguidos de los franceses con 1.794 personas, y, a bastante distancia, los británicos, con 754 turistas.
El incremento turístico, además de ser promovido por la mejora del aeropuerto, le siguieron tres rasgos importantes entre 1961 y 1970:

La insularidad, fue un hecho importante y deseado por el resto de España, al asociarle exotismo, tranquilidad, distancias pequeñas, naturaleza protegida, abundantes y magníficas playas, transparentes aguas y buen clima, entre otros factores.

El turismo de masas, fue otro rango importante, que a su vez, puede anular las ventajas de la insularidad y viceversa.

La masificación produce una economía de escala en aquellos servicios turísticos, abaratándolos a la vez y mantiene elevadas las tasas de población activa.
Por lo contrario, la insularidad provoca la falta de comunicaciones y un alto coste de transporte, además del monopolio de tour operadores a causa de las deficiencias de un tráfico aéreo internacional regular de las compañías nacionales.

Y por último, la falta de comprensión política del fenómeno turístico, por parte de los que manejaban el dinero, exceptuando a pocos, que provocó un efecto multiplicador negativo en el turismo de las décadas siguientes. Esto, fue debido a la concepción de un turismo transitorio o de moda, que hacia desconfiar que fuera un negocio fiable o con salida duradera. Por lo que, a falta de iniciativa institucional, fueron los propios empresarios quienes debían solucionar los problemas.
Además, fue terriblemente perjudicial la falta de concienciación medioambiental y paisajística que privó sobre la preservación de la naturaleza, los recursos naturales y la identidad de los valores culturales de la población receptora, por parte de las instituciones. Éstas se preocupaban más por la construcción de alojamientos, que por regular la edificación, lo que provocó la pérdida de algunos de los mejores paisajes de Ibiza y Formentera.

Otra carencia importante en la época, fue la falta marketing turístico o propaganda turística, que como en las infraestructuras, sólo se pudo paliar con la ayuda de algunas empresas y del Fomento del Turismo. Se publicaron cuatro folletos y una edición especial del Diario de Ibiza, impreso en un mapa de una empresa de alquiler de coches y que constituía el único material propagandístico accesible para ellos.

Como es perceptible después de todo lo mentado, fue la iniciativa privada la que confió en las Pitiusas como destino importante en el Mediterráneo.

El Fomento del Turismo se impulsa de nuevo

Ya por el año 1965 el Fomento de Turismo había obtenido un nuevo impulso, debido a la evolución que estaba adquiriendo la industria turística Pitiusa. La época de César Puget Riquer como presidente de la entidad había terminado en 1965 y aparecerían nuevas personas que serían los responsables del fomento y, en general, de la gestión turística de las islas, en los años e incluso décadas sucesivas.

Mariano Llobet Román, fue uno de los que destaco en la reactivación de la entidad.

En 1965 Abel Matutes, Enrique Ramón Fajarnés, Vicente Juan Guasch y también Mariano Llobet reactivaron y le ofrecieron la presidencia a Miguel García de Sáez, una persona muy bien relacionada y que dio a conocer Ibiza en toda España. Llobet por su parte ocupó el cargo de vicepresidente. La decisiva reunión en la que se inició esta nueva etapa del Fomento de Turismo, en 1965, tuvo lugar en Platja d'en Bossa.

César Puget se dio cuenta de la necesidad de dicha reforma y propuso su dimisión como plan para el comienzo de esta, a él lo sustituyó momentáneamente Abel Matutes Juan, que entonces era vicepresidente. Luego se buscó uno y el elegido fue Miguel García de Saez. La visión de futuro que César Puget tenía del turismo, junto a sus relaciones nacionales e internacionales fueron bien aprovechadas por el fomento.

Otras colaboraciones fueron importantes de las cuales dos resultaron decisivas: el delegado del Ministerio de Información y Turismo, el señor Ferrer Palau, y el secretario de la Delegación del Gobierno, que convocaron a los empresarios de hostelería de la isla y tomaron conciencia de la necesidad que tenía el Fomento de Turismo en realizar una actividad adecuada a su importancia. Por tanto esos empresarios pensaron que sería bueno pagar una moderada cuota para participar en las decisiones y por lo tanto el fomento pasó de ser una entidad que sólo disponía de su junta directiva a comenzar a contar con una masa de socios.

Al final el Fomento del Turismo no logró su objetivo ya que captaron el interés de empresarios y otros profesionales, pero no de los trabajadores del sector.

El movimiento hippie



En 1965 la llegada de los primeros hippies aquí a la isla, “els peluts” como se les llamaba aquí, fue un hecho fundamental para entender las peculiaridades que experimentó el desarrollo turístico de Ibiza respecto a los otros destinos mediterráneos.

El fenómeno hippy tomó el relevo de los beatniks. También sobre esos años llegaron a Ibiza y Formentera una serie de jóvenes americanos, la mayoría procedentes de familias acomodadas, que escapan de su país para no ir a la guerra del Vietnam.


Había empezado el turismo de masas, y la sociedad se modernizo y se convirtió en una rica sociedad pluricultural. Se perdía arraigamiento y se ganaba cosmopolitismo. Es difícil comprender esta enorme transformación en tan corto tiempo.

La gran evolución hotelera de finales de los 60 y principios de los 70

Desde la segunda mitad de los sesenta, Ibiza entro en un no parar de construcción. Terrenos no valorados por los agricultores (sobre todo en la costa), se convertían ahora en fuente de riqueza. Muchos propietarios agrícolas se convirtieron así, de forma repentina, en empresarios hoteleros.

Hubo una oleada de inmigrantes que llegaron de la Península. Cada mañana, a primera hora, camiones salían de la ciudad de Ibiza, cargados con trabajadores hacia diferentes puntos de la isla. En todos sitios se levantaban hoteles y otras construcciones.

Al final de este periodo, el número de establecimientos hoteleros era de 86 en la isla de Ibiza, pero al terminar esa misma década sólo nueve años después, ya había 256. Incluso en Formentera, esa cifra pasó de 12 a 34 en el mismo periodo.

Esta explosión constructora de hoteles, según recuerda Francisco Ariza, inspector del Ministerio de Información y Turismo de 1968 a 1971, fue posible por varias causas. Una fue el aumento de la llegada de turistas por la apertura del aeropuerto y el otro fue el llamado crédito turístico, que muchos empresarios supieron aprovechar.

Mayormente fueron los tour-operadores, que contaban con una importante clientela que podía estar interesada en venir a Ibiza. En consecuencia, llegaban a la isla y pedían a las personas que estaban metidas en el negocio que construyeran un hotel 'para dentro de nueve meses'. Estas personas construían el hotel ya que las plazas ya se habían vendido antes de la existencia del establecimiento.

Las prisas de construir el hotel en el plazo de nueve meses estipulado con el tour-operador provocaba, además, la urgencia de encontrar mano de obra abundante para tener listo el establecimiento cuando llegaran los turistas. Se tenía que construir el hotel, acondicionarlo y prepararlo para cuando llegaran los turistas, de tal forma que en los años 68, 69 y 70 hubo tal necesidad de mano de obra en la isla que los hoteleros iban a reclutar trabajadores por los pueblos de Extremadura y Andalucía. Esta situación repercutía directamente en la calidad de la construcción y del servicio que recibía el turista y conllevó a que hubieran muchas reclamaciones.

Pero la clase empresarial Pitiusa de aquella época supo aprovechar el momento ya que construyeron hoteles rápidamente para satisfacer la demanda y superar esta falta de calidad.




No cabe de decir que la época que se comprende entre los años 1989 y 1995 contiene hechos destacados tanto para la historia de la isla de Ibiza como para la Escuela Universitaria de Turismo en particular, ya que fue una época en la que hubo grandes cambios y avances que a su vez ayudaron a prosperar y a mejorar en muchos sentidos, además de ser de gran impacto para el turismo y el futuro de la isla.

Décadas 80-90

Los años 80 representaron la madurez del sector turismo, al haberse ya consagrado como primer negocio de las islas, absorbiendo alrededor del 90% de la economía local. Al llegar al final de la década, una gran crisis comenzaba a cernirse sobre las Pitiusas, aunque sus efectos más desastrosos no se notarían hasta principios de los 90.
Por un lado, se habían comenzado a manifestar preocupaciones ecologistas a finales de la década anterior (manifestación contra la urbanización de Ses Salines, en 1977), pero fue en 1982 cuando este movimiento quedó formalmente fundado en nuestras islas con la constitución del Grup d'Estudis de la Naturalesa (GEN). Aunque los naturalistas nunca rechazaron abiertamente el turismo como industria en sí, de hecho afirmaban que había que conservar el medio ambiente para conservar el turismo y que no podía concebirse turismo de calidad sin medio ambiente.
En el lado opuesto se situaba el pragmatismo economicista, que sólo veía el turismo como fuente de rápidos beneficios y olvidaba todo lo demás.
Y, por otro lado, nos encontramos también con una Administración que por aquella época hacía una dejación casi total de sus obligaciones en inversiones imprescindibles, así como la toma de decisiones legislativas para el ordenamiento del desarrollo turístico que pusiese fin a un crecimiento anárquico. De hecho en esos años el urbanismo experimentaba una expansión fortísima y por lo tanto no había un equilibrio entre desarrollo y protección ambiental.
Hacia mediados de 1989 tanto la Consellería de Turismo del Govern Balear como los propios hoteleros de Mallorca admitían que en la Comunidad Autónoma sobraban unas 50.000 plazas, de las que unas 20.000 corresponderían a las Pitiusas. La existencia de este contingente sobrante de plazas forzaba precios a la baja, al no tener demanda para llenarlas.
No obstante se seguían construyendo nuevos establecimientos, lo cual fue atribuido a los anuncios de la inminente aprobación de la Ley Cladera, que en el 88 entraba en vigor para restringir la construcción de hoteles.
En cualquier caso, la palabra “reconversión” comenzó a impregnar el sector a finales de la década de los ochenta. La actuación de la conselleria de Turismo del Govern iba a ser capital durante los años siguientes.

A partir del año 88 se entra paulatinamente en una profunda crisis, con descensos importantes y continuados que se prolongaría hasta mediados de la siguiente década (un -7% de afluencia turística en el año 89, y un -14% en el año 90) y que terminaría adquiriendo unas grandes proporciones que sembraron el desosiego en la industria.
Se añade además la disminución de estancias por turista en temporada alta, índice que pasó de 14,02 días en 1989 a 1,78 en 1990. El gasto por turista y día que pasó de 7.510 en 1989 a 7.206 en 1990. Así se puede comprender la dimensión de la crisis.
El origen de esta situación descansa en varios factores. Por una parte, los problemas del Golfo Pérsico, con el consiguiente encarecimiento de los combustibles, por otra el aumento de plazas que se produjo entre el 87 y el 88, que conllevó un exceso de oferta en una demanda en regresión.
Aunque esta profunda crisis que iba a sacudir los cimientos de la industria, estimuló a los dirigentes políticos y empresariales a buscar soluciones.

A comienzo de agosto de 1990, eran 20 los hoteles de Ibiza que no habían comunicado su apertura a la conselleria de Turismo. Esta cifra coincidía básicamente con la que manejaba la propia Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera. En el año 91 la crisis se “congeló” (el número de turistas fue casi el mismo que en el año 90) y, en plena temporada. Aparte de los que no llegaron a abrir sus puertas, hubo muchos otros cuya ocupación fue tan baja que difícilmente pudo llegar a compensar sus costes de explotación.
Rápidamente los responsables políticos apuntaron al exceso de la oferta de plazas de alojamiento, existiendo también plazas ilegales (más de 40.000), como una de las principales causas de la situación. La conselleria de Turismo del Govern balear sostenía que la existencia de esas plazas en oferta favorecía la reducción de los precios, lo que conllevaba la imposibilidad de mejorar los servicios y la calidad del turismo. Jaume Cladera, responsable de la conselleria, reclamó solidaridad a los hoteleros de las Pitiusas para evitar esta política de precios a la baja.
La suma de los factores “demasiadas camas” y “crisis” resultó fatal.
Muchos hoteles cerraron durante estos cuatro años con pérdidas. Ello favoreció bastantes movimientos de compra y venta de establecimientos de alojamiento. Una veintena debió cambiar de titularidad. Los precios que pagaban los touroperadores cayeron espectacularmente y a ello se añadió además una inflación elevada. Los precios entre 1990 y 1994 quedaron, en la mayoría de los casos, congelados pero muchos de ellos bajaron.
Como es normal, la gran crisis fue también la época de la gran competencia entre touropeadores, que presentaban ofertas realmente escalofriantes para venir a Ibiza.

Al socaire de la crisis de estos años, se produjo la gran reflexión. El Plan de Marketing Turístico para Balears 1991-1993 fue uno de los instrumentos elaborado por las instituciones turísticas de Baleares para definir la estrategia promocional del archipiélago para el periodo citado. Era un programa de emergencia, para tratar de solucionar la grave crisis creada en este momento puntual.
El Plan de Marketing aconsejaba, para no perder la imagen de Ibiza en los mercados internacionales, potenciar otros aspectos que no eran demasiado conocidos, como el tipismo de la isla y sus valores naturales. No obstante, el estudio proponía aprovechar la imagen vigente de Ibiza (básicamente, la animación) para reforzar una de las principales motivaciones que impulsan a los europeos a visitarnos: diversión y entretenimiento, aspectos en los que la isla de Ibiza ha consolidado su ventaja competitiva.
De esta forma se llegó a la creación de la Campaña Extraordinaria de Promoción Turística, más conocida como “Superpromoción”, que tuvo una duración de un año, en la que se reunían los representantes del sector turístico (Mariano Llobet, Gonzalo Miragall, Jaume Cladera) y crearon la Comisión para la Promoción Turística de Eivissa y Formentera, un organismo de carácter unitario y excepcional cuyo objetivo más inmediato era la organización de una campaña publicitaria de promoción que permitiera frenar el descenso de la afluencia turística.

El año 1994 marcaría al definitiva recuperación de las cifras de afluencia turística.

Año 2000 en adelante


En referencia a Ibiza en el ámbito del turismo, en los años 2006 a 2010 se desarrollaron una serie de acontecimientos y proyectos, muchos de ellos motivados por una época caracterizada por la bonanza económica. A continuación, se presentan aquellos datos más relevantes, definiendo así el contexto del periodo de referencia.

En primer lugar, en el año 2006 encontramos un contexto al cual Tomás Méndez -economista, profesor y director de la Escuela de Turismo en esos años- determinó como “época de transición del turismo”. Con ello hacía referencia al deterioro de la imagen de la isla de Ibiza debido al turismo de ocio nocturno.

En el año 2008 tuvo lugar un hecho importante para el turismo: la prohibición de los afters. Además de eso, la subdirectora desde 2007, Yolanda Ortiz, en una entrevista al Diario de Ibiza, comentó entonces el descenso del turismo alemán en un 9% respecto al año anterior, debido a que las familias prefieren quedarse en Mallorca por la dificultad de llegar a Ibiza, en cuanto a precio y tiempo.

Durante el periodo de referencia, se destaca el gran interés en la participación de Ibiza en ferias, eventos y congresos turísticos, con el objetivo de promocionarse en todos los canales posibles. La consellera de Promoció Turística y Programació Econòmica en aquellos momentos, Pepa Marí, apostaba por no renunciar a las discotecas, pero con la pretensión de que cada vez se desarrollasen otro tipo de actividades.

Así pues, se reflejó la isla en una edición de El Viajero de “El País”, así como en unas preciosas fotografías de la actriz Olivia Molina para la revista “Woman”. También se promocionó el cicloturismo en Ibiza en una web holandesa. Además, el Consell estuvo presente en la Feria Internacional de Turismo que se celebró en marzo de 2008 en Alemania. También estuvo presente en el Salón Internacional de Turismo de Cataluña (SITC) celebrado en el Recinto Montjuic, y, de la misma manera, promocionó sus atractivos turísticos en el Paseo de la Castellana en Madrid. Además de eso, Cala Bassa y Benirrás estuvieron entre las mejores playas de España según una votación den TripAdvisor.

Ibiza también abrió sus puertas a Países Bálticos, Polonia, Rusia, Eslovenia, Croacia y Centro Europa. Se reunió con 12 tour operadores de dichos países emergentes en las jornadas organizadas por Turespaña en Madrid.

Aparte de lo comentado, se implantaron nuevos servicios para facilitar la accesibilidad de los turistas, así como su comodidad una vez en la isla. Se abrió una nueva ruta aérea Ibiza-Milán fruto de un acuerdo entre Pepa Marí y la responsable de Marketing y Ventas de Ryanair, Alessia Viviani.

En referencia al transporte interno, según lo anunciado por el entonces presidente del Consell, Xicu Tarrés, Ibiza recibió 1,5 millones de euros para la mejora del transporte público. Dicha cantidad estaba destinada a la elaboración del Plan de Movilidad, iniciando la mejora de servicios y frecuencias, el proceso para la integración tarifaria y otros aspectos como inversiones en pareadas y marquesinas.

Otro aspecto importante del periodo fue el lanzamiento del Plan Renove de Turismo y el Plan Future estatal, apostando por la inversión en el ámbito del turismo. Se autorizaban actuaciones de reformas en establecimientos turísticos de Baleares mediante la concesión de créditos por parte del Estado por valor de unos 300 millones de euros. De éstos, Baleares obtenía un 22% del total para toda España ofertando préstamos con bajo interés y plazos de amortización desde los 6 hasta los 12 años.

Durante estos años la crisis económica no pasó desapercibida en la Escuela, el curso 2012-2013 comenzó más tarde de lo habitual, debido a los ajustes que se tuvieron que hacer por el recorte en el presupuesto de la escuela, las consecuencias principales fueron: se perdieron horas lectivas de idiomas y las clases impartidas por las tardes. También hubo mejoras durante este periodo, la Escuela logró asociarse en 2013 con el programa Certiuni, que permitía a los alumnos examinarse desde la Escuela de diferentes idiomas, pudiendo obtener certificados oficiales haciendo únicamente exámenes desde un ordenador.

Al comenzar este periodo la Escuela estaba ubicada donde lo había estado durante muchos años, en el edificio polivalente de la calle Ernest Ehrenfeld. Un edificio que compartían con la delegación de la UNED en la isla y con la biblioteca insular del Consell. Debido a la antigüedad del edificio, el mal estado de los techos y algunas instalaciones, en el curso 2013-2014 se procedió , después de muvhos años, al cambio de edificio. El elegido fue el del antiguo Consell Insular, que hasta ese año había sido utilizado por la UIB. Un edificio más céntrico y con mejores instalaciones, con la única pega de la dificultad para encontrar aparcamiento.

Como proyectos de futuro a corto plazo, además de la reciente incorporación del programa Certiuni, se pretende incorporar el idioma ruso al programa, así como cursos por las tardes de idiomas. También se quiere ampliar los convenios con otras universidades para realizar Erasmus.

Personajes destacados

Son muchos los profesores y alumnos destacados que están o han pasado por la escuela, pero en este periodo se debe nombrar al profesor Vicente Guasch Portas, licenciado en derecho, que se doctoró en 2013 en un tema muy actual que nos debería preocupar a todos, la seguridad en la nube. Podemos encontrar su tesis, titulada “Las transferencias internacionales de datos en la normativa española y comunitaria”, en el siguiente link de la UNED:
http://e-spacio.uned.es:8080/fedora/get/tesisuned:Derecho-Vguasch/Documento.pdf
La noticia también apareció en el Diario de Ibiza:
http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2013/05/10/nube-desata-tormenta-legal/619601.html


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