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Historia
Recuperando el turismo francés
En el año 1996 se inicia la promoción a Francia para recuperar el que había sido el mercado por excelencia en las Pitiusas durante la post-guerra. No obstante, el esfuerzo económico fue menor que en Alemania, siendo alrededor de 9 millones al año.
En el año 1990, se registraron unos números de 14.000 turistas franceses. Esta cifra, 9 años después, creció vertiginosamente hasta que en 1999 se registró la cifra de 86.280 turistas franceses.
Recuperación turística. El segundo “boom”
Conociendo el segundo “boom” turístico que se produjo en 1994, que llegó a alcanzar los 1.189.100 pasajeros según el Aeropuerto de Ibiza. Este boom se mantuvo, sucediéndose hasta alcanzar los 1.573.900 en el año 1999, y si se cuentan los turistas españoles, esta cifra asciende hasta rebasar la barrera de los 2 millones, sin contar los turistas que llegaban en barco a la isla.
Los turistas británicos formaban el 44% de todos los visitantes, seguidos de los alemanes (24%). El resto lo formaban entre los españoles (9%), italianos (7%) y los franceses (5%) siendo los demás mercados bastante residuales.
También en esta época se disparó el fenómeno de la construcción. En 1996 los proyectos visados eran de 951, mientras que ya en el año 1999 esta cifra ascendió hasta 1524 proyectos. Junto a esto también contribuyó la implantación del euro y sus consecuencias. La mano de obra en Ibiza escaseaba y se tuvo que buscar obreros tanto de la península como del extranjero.
A la par que crecían las cifras de proyectos urbanísticos, no podemos decir lo mismo del número de plazas turísticas. Éstas crecían, pero a un ritmo no tan alto, y es que en 1996 la cifra fue de 84.014 plazas de alojamiento, mientras que en el 1998 esta cifra fue de 86.741.
Esto se debe a que las leyes eran cada vez más estrictas y no permitían la creación de nuevos alojamientos. Pero sobre todo y la principal razón fue que los turistas preferían un nuevo modelo de alojamiento: la vivienda vacacional. Los turistas preferían residencias particulares en el campo, alejados de los hoteles y rodeados de naturaleza.
Más leyes para modernizar el turismo y ordenar el territorio.
Ley de Espacios Naturales (LEN): Se dicta la primera herramienta legal que preserva espacios naturales y emblemáticos de la isla, reflejándose en la imposibilidad de construir en el 40% del territorio pitiuso.
Ley general Turística: Recoge el principio general de eliminar una plaza turística por cada nueva que se creara en el futuro, así como las condiciones mínimas que deberían tener estas camas de nueva creación.
Sin embargo, las que iban a suponer cambios importantes en el sector aparte de la citada LEN fueron las siguientes:
La Desestacionalización
En el 1995 todos los sectores relacionados con el turismo, incluyendo sindicatos y patronales se agrupan en una comisión con el objetivo de lograr una estrategia de desestacionalización. Elaboran un estudio de la oferta disponible en las islas para el turista en los meses de invierno, teniendo en cuenta que la naturaleza la cultura y la tranquilidad son elementos básicos. Gracias a los programas iniciados por el Inserso y el Ibatur tenemos 20.101 visitantes de la 3ª edad en el 1995, y 22.378 cuatro años más tarde, quizá no es el aumento esperado y los empresarios no dudan en admitirlo.
En 1999 la UNESCO declara la ciudad de Ibiza “Patrimonio de la Humanidad”, galardón que puede actuar como altavoz de nuestros valores naturales y culturales. Un año más tarde se celebra la primera convocatoria del Ibiza Medieval.
A finales de esta década, los cargos políticos que vencieron con una mayoría electoral adoptaron la medida más polémica hasta el momento en el sector turístico balear, “La Ecotasa”, un gravamen de que los turistas ayuden a sufragar el desgaste ecológico y de infraestructuras, destinado también a patrimonio histórico y agricultor.
Los hoteleros advertían de los perjuicios, convirtiéndose este en un impuesto más para los hoteleros. La patronal del sector en Baleares afirmaba que podría provocar un descenso del 5% en número de estancias. El Gobierno balear y el Consell, en cambio, afirmaban que aportarían cuantiosos ingresos a las arcas autonómicas para mantener a flote la industria. Además, los hoteleros a largo plazo se verían beneficiados de esta medida